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Por Grupo de Investigación de Economía Ecológica

El Estado, la sociedad civil y el mercado (las empresas) son los agentes clave para la consecución del desarrollo sostenible. En este sentido, la idea de Responsabilidad Social Corporativa se basa en que las empresas contribuyan de manera directa a promover el desarrollo sostenible equitativo de las sociedades en las que operan, en cooperación y bajo el control de los gobiernos soberanos y de las organizaciones civiles interesadas.

¿Cómo surge la RSC?

Durante las últimas décadas, ha habido una mayor valoración hacia las cuestiones ambientales y la calidad del medio ambiente, como consecuencia de una creciente concientización social y un cambio de paradigma, orientado a la sustentabilidad.

En consecuencia, la acción empresarial en la sociedad y en los nuevos mercados, exige alcanzar mayores niveles de competitividad, en un marco de desarrollo sostenible, que debiera ir acompañado de una mayor solidaridad, visión ética, y respeto por el medio ambiente. Por ello, comienza a replantearse el papel que cumplen las organizaciones, trascendiendo la noción y su rol meramente económico.

Desde los años 90 entonces, surgen nuevas tendencias empresariales que exigen que el accionar de las organizaciones considere las externalidades que sus procesos generan en el entorno y que vayan más allá de su beneficio económico, abarcando cuestiones que repercuten en la sociedad y en el medio ambiente; en este contexto surge la Responsabilidad Social Corporativa.

¿Qué se entiende por RSC?

rs boletin2La Responsabilidad Social Corporativa (RSC), es un proceso mediante el cual las empresas deciden voluntariamente asumir las responsabilidades de los impactos que generan, creando valor para sus accionistas y la sociedad, a través del empleo de buenas prácticas basadas en el cumplimiento de derechos humanos, laborales y ambientales.

Con el tiempo ha pasado de ser una actividad asociada a la filantropía a un elemento central de la estrategia empresarial tendiente a la construcción de una nueva cultura corporativa.

Este nuevo modelo de gestión, está basado en una postura y reflexión ética que gira en torno a la sostenibilidad, en un sentido transversal abarcando todos los elementos de la empresa.

La iniciativa más grande en el mundo de RSC es “Pacto Global” de las Naciones Unidas: un acuerdo voluntario, al que pueden adherirse las empresas, para adoptar principios y valores compartidos mundialmente. En la Argentina más de 500 empresas, organizaciones educativas y de la sociedad civil, se encuentran adheridas y comprometidas a cumplir los diez principios, para proteger los derechos  humanos, los mejores estándares laborales, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción.

Principios “Pacto Global”

La iniciativa de las Naciones Unidas plantea diez principios de acuerdo a cuatro áreas, que deben cumplir las empresas para alcanzar la Responsabilidad Social Corporativa:

Derechos Humanos
1. Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos fundamentales reconocidos universalmente, dentro de su ámbito de influencia.
2. Las empresas deben asegurarse de no ser cómplices de la vulneración de los derechos humanos.

Estándares Laborales
3. Las empresas deben apoyar la libertad de asociación sindical y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva.
4. Las empresas deben apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción.
5. Las empresas deben apoyar la erradicación del trabajo infantil.
6. Las empresas deben apoyar la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo y ocupación.

Medio Ambiente
7. Las empresas deben mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente.
8. Las empresas deben fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental.
9. Las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente.

Anticorrupción
10. Las empresas deben trabajar en contra de la corrupción en todas sus formas, incluidas la extorsión y el soborno.

¿Cuáles son las herramientas de la RSC?

Para que las empresas puedan ser responsables corporativamente cuentan con diversas herramientas que pueden aplicar, y que se diferencian según sus características y los objetivos que pretenden alcanzar. Se distinguen:

  • Los códigos de ética: son enunciados basados en valores y principios de conducta que norman las relaciones de los integrantes de la empresa y hacia el exterior de ella.
  • Los códigos de conducta: son documentos que establecen los derechos básicos y estándares mínimos a los que una empresa se compromete en sus relaciones con los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente.
  • Las normas de sistemas de gestión: son documentos que a través de estándares permiten evaluar y conocer el impacto de las actividades de la empresa a en los ámbitos social y medioambiental (un ejemplo de ello son los programas o sistemas de certificación ambiental, tema sobre el cual se tratará más adelante).
  • Los informes de responsabilidad social: son informes publicados por la empresa y comunicados a sus stakeholders, en los cuales se mide y describe el desempeño económico, social y medioambiental de las actividades de la organización.
  • Las inversiones socialmente responsables (ISR): son decisiones de inversión, que integran criterios extra-financieros, medioambientales y sociales a la hora de emprender una transacción económica.

¿Qué ventajas genera la RSC?

  • Estimula la productividad de los trabajadores.
  • Asegura mayor satisfacción de los clientes y mejora la lealtad.
  • Disminuye los costos y mejora la rentabilidad y eficiencia de la empresa.
  • Crea transferencia de tecnología.
  • Genera innovación.
  • Mejora la credibilidad e la imagen de la empresa.
  • Preserva el Medio Ambiente.
  • Implica un cumplimiento de leyes y reglamentos.
  • Refuerza el respeto de las condiciones de competencia.
  • Mejora la cohesión social.
  • Refuerza el respeto para los Derechos Humanos.

La aplicación de la RSC en el turismo: el caso de las certificaciones ambientales

El sector turístico consume recursos naturales y a su vez, necesita de un entorno natural atractivo para su desarrollo, por lo cual es particularmente sensible en sus relaciones con el medio ambiente. De esta forma, la relación entre los conceptos de competitividad y sostenibilidad en la gestión de los destinos, implica que se constituya un nuevo paradigma que exige profundos cambios en el actual modelo de desarrollo turístico.

Las empresas se encuentran frente a un nuevo contexto caracterizado por legislaciones cada vez más exigentes en torno al cuidado ambiental, por el desarrollo de políticas económicas que fomentan la protección del entorno y por un aumento de la preocupación expresada por las partes interesadas en la cuestión de la sostenibilidad.

Una de las herramientas de gestión de la Responsabilidad Social Corporativa, que sirve para asegurar el comportamiento ambientalmente responsable de una organización, son los sistemas de certificación. Se trata de instrumentos voluntarios que designan y promueven productos y servicios que cumplen con ciertos requisitos ecológicos a partir del seguimiento de indicadores ambientales y de la implementación de programas de buenas prácticas y que conllevan compromisos futuros de respeto ambiental e implica un proceso de control y mejora continúa.
Para que una empresa pueda lograr la certificación, es necesario que se evalúen, ya sean, las características de los productos y servicios, o bien, los procesos productivos. Esto permite que las organizaciones, al estar identificadas con un sello o distintivo (que actúa como garantía de seguridad y confianza respecto al servicio), sean reconocidas y elegidas por los consumidores.

En el turismo, los programas o sistemas se aplican principalmente a equipamientos (sobre todo a alojamientos) y a recursos espaciales (como las playas). La mayoría de estas iniciativas se han desarrollado en destinos maduros de litoral y urbanos, en donde la obtención del distintivo se desarrolla como una estrategia de mitigación y prevención de impactos ambientales, así como de ahorro de costes económicos, y que depende de la rentabilidad económica y capacidad inversora de los prestadores. Las certificaciones, en este caso particularmente, responden a diversos objetivos, entre los cuales pueden mencionarse: su desarrollo para reducir y controlar los impactos que genera la actividad en el medio, su implementación como estrategia de renovación o posicionamiento de los sectores y/o destinos, y su aplicación como estrategia enmarcada en políticas de sustentabilidad de escala local o regional.

Entonces, la implementación de certificaciones de calidad ambiental contribuye a la sostenibilidad del destino, a partir de su doble rol: por un lado, diferencia y hace competitivos a los servicios, cualificándolos a partir de la incorporación y seguimiento de pautas, buenas prácticas e indicadores ambientales; y por el otro, contribuye a la conservación del entorno, a la reducción de consumos y desechos. Por lo tanto, termina repercutiendo en la calidad ambiental del destino y en la experiencia recreativa de los turistas. De esta forma, las certificaciones tienen el potencial de constituirse como una estrategia de sostenibilidad de un destino y ser una de las herramientas prioritarias de la Responsabilidad Social Corporativa.