Por el Mg. Juan M. París
No existe una lista cerrada de países emergentes, y continuamente nuevos países y nuevas listas van apareciendo bajo este concepto. Sin embargo, no cabe duda quienes son los más nombrados: Brasil, Rusia, India, China y posteriormente Sudáfrica se sumó para completar a los famosos BRICS.
Como el de “países emergentes” es un concepto abierto, pueden surgir discusiones y diferentes opiniones sobre la emergencia de tal o cual país. Desde mi punto de vista, de los conocidos BRICS, hay 3 casos que valen la pena mencionar y analizar más detalladamente. Ellos son Brasil, China e India. Países que tienen una importancia enorme, que en los últimos años han generado cambios notables en su economía y estructura social; y cuyo peso en la economía mundial va en ascenso a través de los años. Por lo tanto, me atrevo a introducir un nuevo concepto, los BIC. Brasil, India y China serán motivo de mi análisis en este y próximos artículos.
Haré un repaso del emergente por excelencia, tan emergente, que la denominación puede quedarle chica, y estoy hablando nada más ni nada menos que de China. China ha sido históricamente el centro de la región del Asia Oriental. Nosotros, y el mundo occidental ve a China como un país lejano, sin embargo si uno habla con un chino, ellos se consideran, no sólo el centro de Asia, sino el centro del mundo. Muchas veces las diferentes perspectivas que cada persona tiene del mundo, no nos permite admirar la relevancia real de las cosas. Es difícil de lograr en un artículo, pero es mi intención, demostrar la profunda y enorme transformación de China en los últimos 30 años. Tras cuatro décadas de aislamiento, China resurge para recuperar su rol natural en el mundo global, a partir de 1978.
China es un país con 1.338 millones de habitantes y un PBI de 5.879 billones de dólares (2010, World Bank). Es en la actualidad la segunda economía del mundo, atrás de los Estados Unidos. La estructura del PBI chino es la siguiente: 11% corresponde a agricultura, 49% corresponde a la industria y el 40% restante corresponde a los servicios. En los últimos 10 años el país asiático muestra tasas de crecimiento promedio del 10%. La economía China se transformó durante el ultimo cuarto de siglo, pasando de un sistema planificado cerrado al comercio internacional hacia un sistema orientado al libre mercado, exportador y con un sector privado creciente, convirtiéndose así en un jugador central en la economía global actual. Durante el periodo de 1978-2006, China alcanzó un crecimiento anual promedio de 9.6% en su producto interno bruto (PIB) real. En los últimos treinta años su PIB real se multiplicó trece veces, su PIB real per cápita nueve veces y su consumo real per cápita más de seis veces.
¿Cuáles fueron las reformas económicas que propiciaron esta brutal emergencia? Las primeras reformas económicas comenzaron en diciembre de 1978:
- Espacio a la autonomía agrícola
- Mayor autonomía a los centros industriales
- Apertura y simplificación de los requisitos a la exportación
- Liberalización de pequeños negocios artesanales
- Desarrollo inicial de un mercado financiero
De esta manera, el país se va convirtiendo en una Economía Socialista de Mercado, que el mundo occidental contempla como una economía mixta, en la que la participación del estado en la vida económica del país se reduce paulatinamente.
La segunda fase de reformas económicas se dan en 1982, siendo las más significativas:
- Reformas en empresas del estado y liberalización de algunos precios
- Creación de zonas económicas especiales en la zona costera (garantías legales e incentivos fiscales que atrajeron una fuerte inversión extranjera directa convirtiéndolas en centros de producción industrial).
Esta última política económica es de vital importancia en el despegue de la economía china. En 1982 comenzaron con 5 zonas especiales, y para 2004 había 164 zonas.
En 1985, el gobierno chino impulsa la creación de un nuevo tipo de negocio, “el Geithu”, que no era ni más ni menos que propietarios de empresas pequeñas con 8 o menos empleados (hasta 1978 este tipo de negocio era ilegal en China). Hacia finales de de los 90 ya existían en China más de 26 millones de estos negocios privados individuales o familiares. Esta reforma es considerada un detonante para la aparición de la empresa privada en China.
En 1990 inicia la bolsa de valores en la ciudad de Shenzhen de la provincia de Guandong. En 2001 China ingresa a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y en 2004 se reforma la constitución para garantizar los derechos de propiedad privada.
Para el año 2006 China ya era la cuarta economía más grande del mundo, después de los Estados Unidos, Japón y Alemania. En 2010, pasó a ser la segunda economía del mundo atrás de Estados Unidos y por delante de Japón. Estimaciones indican que para el año 2020, si continúa en su senda de crecimiento, será la principal economía del planeta.
A través de las reformas efectuadas, podemos mencionar como las claves del crecimiento durante las décadas del 80 y 90, las siguientes: bajos costes laborales, orden y disciplina, orientación a la exportación, concentración geográfica en ciudades, creciente dotación de infraestructuras, grandes flujos de Inversión Extranjera Directa, transferencia de tecnología, la integración económica asiática, tipo de cambio artificialmente bajo y acceso a la OMC, entre otros.
En China no se da de modo formal una etapa proteccionista que permita desarrollar la industria, típica del proceso de emergencia de muchos países. Ésta nace orientada a la exportación, sustentándose en unos costes laborales increíblemente bajos y sin rival a nivel global. En un segundo momento, el mercado interno comienza a desarrollarse y el mismo se mantiene protegido por barreras políticas y culturales que actúan tan eficazmente como las barreras arancelarias para proteger su industria nacional. El modelo chino de negocio se sustenta en grandes volúmenes y pequeños márgenes. Al día de hoy pocas empresas occidentales pueden replicar este modelo de negocio, lo que les dificulta su entrada al mercado. La colaboración con empresas locales ha sido, hasta hoy, casi imprescindible para conseguir la entrada al mercado chino.
Es importante mencionar la evolución de las exportaciones chinas. Al igual que el camino recorrido por Japón, Corea del Sur o Taiwán, las exportaciones han pasado del sector textil y el calzado a productos más complejos y con mayor margen como la electrónica y las telecomunicaciones.
China, repensando el modelo.
Tras dos décadas de enorme crecimiento de su economía, algunas bases de su emergencia ya no son las mismas, reduciendo la ventaja competitiva de la industria del país. Me refiero principalmente al alza de costes laborales y a la revaluación del yuan. Estos factores, sumados a la presión americana para la reducción del déficit comercial y el peso específico alcanzado por algunas empresas chinas hace posible, que replicando el giro japonés y coreano, China cambie su rol de país exportador y receptor de IED a una nueva posición como inversor internacional de importancia creciente.
Algunas de las multinacionales chinas más reconocidas a nivel global hoy en día son:
Li-Ning: empresa de material deportivo fundada en 1990, con una facturación superior a los 500M$, Li Ning cuenta con 5.000 tiendas propias en todo el mundo y centros de I+D en Portland (Oregon).
Huawei: fundada en 1988 Huawei Technologies fabrica equipamientos de redes y telecomunicaciones. Cuenta con centros de I+D en Suecia, EEUU, Irlanda, India y Rusia. La empresa factura más de 10.000M$.
Haier: es uno de los mayores fabricantes de electrodomésticos del mundo, con 50.000 empleados y cerca de 20.000M$ de facturación.
No quiero olvidarme de otro rol importante que juega la economía china en la economía global y que tiene mucho que ver con la economía argentina. China es el principal consumidor de materias primas del mundo. El mayor consumidor de acero, cobre, alimentos, energía, etc. Un dato curioso, en 2012 China también relegará a Japón como el mayor consumidor de artículos de lujo del mundo. China es el segundo socio comercial de Argentina, después de Brasil. Sin duda, las exportaciones argentinas de soja al gigante asiático son un pilar de nuestra economía y una fuente de recursos en la cuál se erige la misma. Por lo tanto, bienvenido sea el crecimiento chino. Hay que mantener buenas relaciones con ellos y estrechar los vínculos comerciales y fomentar su inversión en nuestro país.
Muchos economistas hablan de una futura crisis china, replicando los modelos de Japón, Corea del Sur y otros países emergentes, dónde el cierre del ciclo emergente acabe también con una crisis que ayude a consolidar décadas de crecimiento acelerado. Los factores que indicarían un futuro posible desequilibrio de la economía china son: Inflación y recalentamiento, burbuja inmobiliaria y de activos y el envejecimiento de su población. Con algunas discrepancias respecto a una burbuja inmobiliaria, los tres son temas que preocupan a las autoridades económicas.
A modo de conclusión, quiero dejar plasmado que resulta impresionante como un país, una economía puede mutar en poco más de 30 años de la manera que lo hizo China, pasando del aislamiento total a convertirse en una de las economías más potentes del mundo. Aún queda historia por escribir. Seguirá sorprendiéndonos China y en 20 años estaremos totalmente bajo su tutoría económica o caerá en una crisis que ralentizará su espectacular emergencia? No me atrevo a predecir, sólo espero que podamos apreciar como se puede inventar, crear una economía diferente, a través de la voluntad, el orden, la disciplina y las políticas económicas adecuadas. Todos sabemos que aún China no es un país 100% libre, pero si, su gente goza de una mayor libertad que hace 40 años. Tampoco tiene un sistema político democrático, pero van en camino. Esto no quita que los cambios que han efectuado sean de admirar y considero que hay mucho que aprender de ellos.
Juan Marcos París
Lic. En Economía (Universidad Nacional de Mar del Plata)
Master en Globalización, Comercio Internacional y Mercados Emergentes (Universitat de Barcelona)