Agroecología

Por Grupo de Investigación de Economía Ecológica

Desde fines de la década de 1970, el modelo productivo del campo en nuestro país se apoya en la producción de cultivos poco diferenciados orientados al mercado de exportación utilizando tecnologías intensivas en insumo y en capital. Uno de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos actualmente es el mantenimiento de niveles adecuados de producción construyendo nuevos paradigmas que incluyan la protección de las formas de vida y los recursos naturales, y el logro de la soberanía y la seguridad alimentaria.

La agricultura industrial

El sistema de producción capital-intensivo actual fue producto de la modernización agrícola que implicó la introducción de semillas transgénicas (o genéticamente modificadas) cuya manipulación genética facilitó la adaptabilidad de las mismas a distintas regiones y condiciones ambientales adversas. Además, para lograr el máximo rendimiento de tales semillas introducidas en el mercado por transnacionales como Nidera, Syngenta, Monsanto y Dekalb, el cuidado debe complementarse con el uso de una batería de aditivos que incluyen ciertos fertilizantes, biocidas y herbicidas (conocidos bajo el genérico de fitosanitarios o agroquímicos) que, junto con la aplicación de ciertos procesos productivos constituyen los denominados paquetes tecnológicos agrícolas.

Si bien en un primer momento desde distintos organismos internacionales se sostenía que los transgénicos ayudarían a mejorar la calidad y cantidad de las cosechas, servirían para paliar el hambre en el mundo y contribuirán a bajar los niveles de contaminación asociados a la producción agropecuaria, las evidencias indican que no sólo no han contribuido a estos objetivos, sino que se han revelado como un gran negocio para las empresas productoras, convirtiéndose en una amenaza para la agricultura tradicional, la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la salud.

La agricultura industrial en Argentina

En nuestro país, la expansión de los cultivos modificados y su paquete tecnológico asociado generó la consolidación de un proceso de agriculturización que implicó una intensificación de la producción agrícola por hectárea debido a su mayor rentabilidad que se expandió en detrimento de la producción ganadera (avanzando incluso sobre los bosques nativos). Pero además, generó un proceso de pampeanización*1, expandiendo la denominada frontera agrícola, llevando los cultivos propios de la región pampeana hacia otras zonas del país producto de la adaptabilidad de las semillas; unido a proceso de sojización*2, expandiendo la cantidad de hectáreas ocupadas por la producción sojera y reemplazando los cultivos tradicionales por la soja, que hoy constituye más de la mitad de la superficie que se destina a la producción de granos en el país.

El crecimiento exponencial del cultivo de la soja en Argentina estuvo asociado a la flexibilización de las políticas agrarias de la década del 70 y la desregulación estatal que se consolidó a través del programa neoliberal de los 90, en combinación con la introducción en el mercado de la semilla transgénica de soja resistente al herbicida glifosato, conocida como Soja RR (o Roundup Ready, por el nombre comercial del glifosato). El glifosato es el herbicida más utilizado en nuestro país, ligado fundamentalmente a la soja transgénica, pero usado también en otro tipo de cultivos. Según el periodista e investigador Darío Aranda, en Argentina se aplica glifosato en más de 28 millones de hectáreas, volcando a los suelos más de 300 millones de litros de glifosato cada año.

Señales de alerta

El 20 de marzo de 2015 el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dictaminó a través de una serie de estudios que hay evidencias para clasificar al glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos". Las conclusiones del informe de la OMS no hacen más que confirmar lo que diversos actores sociales en el plano nacional e internacional venían denunciando con razones fundadas. Ya en 1962, la bióloga Rachel Carson advertía tempranamente en su “Primavera Silenciosa” los efectos perjudiciales y residuales de los agroquímicos en el medio ambiente y diversos estudios epidemiológicos lo irían respaldando.

En nuestro país, el científico Andrés Carrasco, de quien el 10 de mayo se cumple un año de su fallecimiento, denunció hace ya varios años los efectos nocivos del glifosato y otros agroquímicos a través de diversas investigaciones que en su momento le valieron descrédito y amenazas.

Otro símbolo de lucha contra las consecuencias visibles del uso de agroquímicos lo constituyen las madres del Barrio Ituzaingó en Córdoba, quienes, en 2002, comenzaron a denunciar el aumento exponencial de enfermedades que ocurrían en el barrio a causa de las fumigaciones clandestinas con glifosato en las cercanías del barrio.

En el partido de General Pueyrredon, por una medida cautelar de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, se encuentran suspendidos los artículos de la ordenanza 21.296/13 por los cuales se eliminaba el radio de seguridad de mil metros previsto en la ordenanza derogada 18.740/08 para la utilización de cualquier producto químico y/o biológico de uso agropecuario y/o forestal, en particular plaguicidas y/o fertilizantes. Con la nueva ordenanza, el municipio de Gral. Pueyrredon había fijado la distancia mínima a cien metros, creando una franja de transición agroecológica en la que aun se permitía el uso de agrotóxicos como el glifosato. A estas controversias, se suma la grave denuncia sobre la reciente muerte de una persona en Quequén, producto de una intoxicación sufrida por el derrame de un agroquímico en la red de desagüe de esa localidad, a raíz de una explosión.

La agroecología como alternativa

Este panorama pone en evidencia la necesidad de preguntarse sobre la viabilidad del modelo productivo agrícola actual, calificado como insustentable por distintos referentes de la Economía Ecológica, y de pensar en formas de producción alternativas al modelo agroindustrial, desarrollando tecnologías alternativas para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y el manejo eficiente de los sistemas de producción. No se trata entonces sólo de los efectos nocivos, sobradamente comprobados, del glifosato, o del cultivo de la soja en sí mismo, sino de la cuestión de fondo acerca de las formas de producción. No hay dudas de que el mantenimiento de niveles adecuados de producción junto con la conservación de los recursos naturales y las formas de vida es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos.

En este sentido, la agroecología se posiciona como una de las alternativas más prometedoras y propone la aplicación de los conceptos y principios de la ecología al diseño, desarrollo y gestión de sistemas agrícolas sostenibles frente a la agronomía convencional, que implican la comprensión de los procesos ecológicos y la consideración de variables sociales, políticas, éticas y culturales en los procesos de productivos. El caso del establecimiento "La Aurora", en el partido de Benito Juárez, es un ejemplo de aplicación del enfoque agroecológico, tendiente al creciente desafío de lograr un equilibrio entre ser productivo y ser sustentable.

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BARSKY, O. y GELMAN J. (2001) Historia del agro Argentino. Edit. Grijalbo Mondadori: Buenos Aires
*1 PENGÜE, W.A. (2005) Agricultura industrial y transnacionalización en América Latina. ¿La transgénesis de un continente?. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA: Buenos Aires
*2 AZCUY AMEGHINO, E. y LEÓN, C. (2005) La sojización: contradicciones, intereses y debates. Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios, N° 23, pp. 133-158.